Según ellos, su cerebro lo inhibe de decir la verdad y eso hace que el lóbulo frontal esté más activo, de tal forma que la persona tiene que pensar más. Además la revista “Quo” explica que mentir requiere un incremento de la actividad cerebral en las regiones involucradas en la inhibición y el control. Además se presenta la sudoración, por que al mentir aumenta la presión arterial, la frecuencia cardiaca, respiratoria y hay cambios en la actividad eléctrica de la piel.
Los pies reflejan el estado emotivo y cognitivo de la persona. Por ejemplo, cuando una persona sincera está parada, tiene los pies bien apoyados apuntando hacia su interlocutor, pero si el peso de la persona reposa sobre un lado del pie o los talones, probablemente está siendo falsa, miente o retiene información. Los tobillos cruzados pueden significar que no quiere revelar algún dato o emoción.
Las flexiones del torso hacia adelante puede expresar interés y hacia atrás desinterés. Una persona que no es sincera es en general menos expresiva con las manos, aquellas que enseñan palmas y extienden dedos, indican franqueza.
¿Qué hay del rostro? También se puede detectar una sonrisa mentirosa, además del hecho de rascarse la nariz ante preguntas comprometedoras, se le conoce como efecto pinocho. Los indicios vocales más comunes de engaño son las pausas demasiado largas o frecuentes y el mentiroso, ante el temor de ser descubierto, puede volver la voz más aguda.
Un Dato Curioso: Contrario a lo que se pudiera pensar, explica la revista “Quo”, las personas mienten más cuando conversan entre sí, que cuando se comunican por otro medio, ya sea correo electrónico o vía telefónica.